La Revuelta, el espíritu renovado del vino mexicano brilla en "Expo Gastronómica 2025"
- Conexión Turística
- 1 jul
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El vino mexicano volvió a robarse el protagonismo en Expo Gastronómica 2025. En el marco del ciclo de catas, la bodega queretana La Revuelta ofreció una experiencia sensorial que fue mucho más allá de descorchar botellas: fue una oda a la comensalidad y al talento vinícola.
Por Víctor Hugo Rubio

Entre aromas frutales, notas minerales y una intensa pasión por el terruño, el vino mexicano volvió a robarse el protagonismo en Expo Gastronómica 2025, celebrada en el World Trade Center de la Ciudad de México. En el marco del ciclo de catas, la bodega queretana La Revuelta ofreció una experiencia sensorial que fue mucho más allá de descorchar botellas: fue una oda a la comensalidad y al talento vinícola que florece en México.
Con la voz cálida y entusiasta del sommelier y periodista Rubén Hernández, comenzó una tarde de descubrimiento enológico que demostró, copa en mano, por qué los vinos mexicanos están escalando posiciones en el escenario mundial. “Gracias a la Bodega La Revuelta por presentar este rostro del vino mexicano, del vino que sigue ganando premios en México y en el mundo”, expresó Hernández ante un público ávido de nuevas sensaciones.

Un proyecto nacido de la pasión
La historia de La Revuelta es casi tan apasionante como los matices de sus vinos. Fundada por el padre y los hermanos Juan Pablo y Rodrigo de la Revuelta, esta bodega se levanta en el fértil suelo de Tequisquiapan, Querétaro, un Pueblo Mágico que hoy brilla no solo por su encanto colonial y su tradición artesanal, sino por ser cuna de vinos con carácter propio.

Edgardo Schiller, sommelier dio la palabra a Juan Pablo de la Revuelta, directivo de la bodega, quien narró entre risas y anécdotas el origen de este proyecto familiar: “Para nosotros, La Revuelta es un proyecto de vida. Encontramos en Tequisquiapan un territorio que nos enamoró. Es complejo como nosotros, pero saca unos vinos divinos.”

El nombre de la bodega, explicó, es tanto un homenaje a su apellido como a su filosofía: una forma de “revolucionar” la cultura del vino en México, quitándole el esnobismo y acercándolo a la vida cotidiana, agregó Rodrigo de la Revuelta.

Tequisquiapan: tierra de vinos de altura
Uno de los elementos más fascinantes de los vinos de La Revuelta es su origen: viñedos situados a 1,800 metros sobre el nivel del mar. Esta altitud confiere al vino características únicas, gracias a lo que se conoce como amplitud térmica, es decir, las marcadas diferencias de temperatura entre el día y la noche.
Schiller lo explicó con sencillez pedagógica: “La altura retrasa la maduración de la uva, permite que los azúcares, los ácidos y los compuestos aromáticos se desarrollen de manera más armónica. Por eso, nuestros vinos tienen una complejidad aromática impresionante. No es lo mismo cosechar a nivel del mar que en Tequisquiapan.”
Este detalle técnico se traduce en vinos con frescura, acidez equilibrada y una paleta aromática que abraza desde frutos rojos y negros hasta matices florales y especiados.
Premios y etiquetas con propósito
La Revuelta no solo produce vino: produce historias líquidas. Cada etiqueta lleva un nombre que inicia con “RE”: Resiliencia, Reflexión, Recompensa, Resistencia. Nombres que, según la bodega, reflejan valores de vida y el espíritu con el que se construyó el proyecto.
Entre las joyas degustadas en la Expo destacaron dos etiquetas premiadas:
La Resiliencia, galardonada en el Concurso Mundial de Bruselas, con notas profundas y estructura firme, ideal para carnes y quesos curados.
La Reflexión, un espumoso vibrante que llenó las copas de burbujas finas y aromas cítricos, perfecto para maridar con platillos frescos o simplemente brindar por la vida.
Rubén Hernández lo resumió así:
“En cada sorbo se percibe el alma de esta bodega. Y lo mejor: lo hacen con la idea de que el vino es para disfrutarlo diario, no para guardarlo bajo llave.”
Un maridaje memorable con Umo Cocina
Si algo terminó de elevar la experiencia fue la intervención del chef Eugenio Villar, de Umo Cocina, quien diseñó un maridaje exquisito para acompañar las etiquetas de La Revuelta. Los asistentes se deleitaron con bocados diseñados para resaltar las virtudes de los vinos, demostrando que el binomio gastronomía-vino mexicano es hoy una de las propuestas más sólidas del país.

“La comensalidad es sentarse a la mesa a compartir, a charlar, a crear comunidad. Es algo que hemos ido perdiendo en la vida moderna, pero que debemos recuperar”, reflexionó Villar, invitando a los presentes a redescubrir el placer de comer y beber sin prisas.
Un futuro prometedor para el vino queretano
La cata no solo dejó en claro la calidad de La Revuelta, sino también el auge imparable del vino queretano, una región que ha logrado consolidarse en la industria vitivinícola mexicana gracias a proyectos visionarios como este.
Tequisquiapan se posiciona como un destino enoturístico imprescindible, no solo por su belleza y tradiciones, sino porque ofrece vinos con identidad propia, capaces de conquistar paladares exigentes dentro y fuera de México.

Mientras las copas se alzaban en el WTC, quedó patente que el vino mexicano, y en particular el queretano, vive una auténtica revuelta: la de ganar espacios, prestigio y admiración en el mapa mundial.
La Revuelta y su equipo lo dejaron claro: en cada etiqueta hay más que vino, hay una filosofía de vida. Una que invita a brindar, disfrutar y, sobre todo, a revolucionar nuestra forma de compartir la mesa.
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